El prestige

17 01 2010

El 13 de noviembre del 2002, frente a la costa de la Muerte (Galicia), un petrolero monocasco, llamado Prestige, que llevaba 77.000 toneladas de petróleo, sufrió un accidente, que puso en peligro la integridad del casco. El valor neto de ese petróleo alcanzaba los 60 millones de euros.

Debido al peligro de rotura, y de que se produjera un vertido de petróleo, el petrolero fue remolcado a unos 250 km de la costa. La mala gestión del gobierno, así como la dificultad para negociar con el capitán del navío, que no quería que se perdiera el petróleo, imposibilitó que se pudiera alejar más, o que se pudiera solucionar de forma rápida la rotura.

El 19 de noviembre el barco se partió en dos a las 8 de la mañana, hundiéndose. Empezaron a aparecer las primeras manchas de fuel en la costa. El día 2 de enero del 2003, las manchas de combustible estaban a unos 50 kilómetros de la costa. No tardaron en alcanzarla, y provocó una de las catástrofes medioambientales más desastrosas, y el tercer accidente más caro de la humanidad, por detrás de la explosión del Columbia, y de Chernóbil, costando alrededor de 12 mil millones de dólares la operación de limpieza y sellado.

El 12 de diciembre de 2003, se decidió extraer el combustible que quedaba en las bodegas del Prestige, para evitar que se derramara aún más al mar. El 14 de septiembre de 2004, se dio por finalizada la tarea de extracción del fuel, a cargo de la empresa Repsol-YPF. Se extrajeron 13.704 toneladas, que  se vendieron en el año 2005 por 2 millones de Euros. Se estimaba que 1.000 toneladas más quedaban en el pecio y que se tratarán mediante un procedimiento de biodegradación. Según las estimaciones, este proceso acabará en el año 2020.

Por supuesto este terrible accidente trajo muchas consecuencias sociales y políticas, para empezar se produjo una marea de personas que fueron a ayudar en las tareas de limpieza del “chapapote”; se creó la plataforma Nunca Máis; y se iniciaron investigaciones a fin de aclarar el responsable de la catástrofe.

Probablemente la mayoría de los que tendrían responsabilidades nunca serán condenados, al tener muchas influencias, pero al menos espero que esto no se repita nunca más.